Recuerdos de Babilonia
Ahora vamos a reservar un espacio para volver derechamente a hablar de contenidos.
En los siguientes capítulos ya vamos a mostrar cómo la estrategia de los relatos está cambiando nuestras vidas y conocer los cuidados que debemos tomar para que no nos pase por encima. Porque no es novedad el poder que tienen los contenidos para moldear y cambiar percepciones y realidades.
Y de nuevo, ésta no es una idea nueva. Para introducir al tema, los dejo con un extracto de la historia que el enorme Arthur C. Clarke escribió en mayo de 1960 en la revista Playboy (y de paso recordarle a los que creen que esa revista y su periodismo era valioso sólo por sus fotos centrales):
“-Tengo una noticia que le dejará de piedra -dijo torvamente-. Las cadenas norteamericanas van a tener pronto auténtica competencia (…) en cualquier momento el primer transmisor será colocado al sur de Nueva Orleans. Sobre el ecuador, por supuesto. Así estará en el Pacífico abierto, no estará en territorio de nadie (…) piénselo, ¡la única cadena de televisión con la que podrá sintonizar todo Estados Unidos!No habrá forma de interferirla; por primera vez, habrá un canal claro en todos los hogares norteamericanos. Y los boy-scouts de J. Edgar no podrán hacer nada para bloquearla (…)
-Muy bien -concedí- ¿Pero por qué querrían cincuenta millones de hogares norteamericanos empezar a cambiar de canal en cuanto puedan sintonizar con Moscú? Admiro a los rusos, pero su ocio es aún peor que su política. Además del Bolshoi, ¿Qué tienen? (…)
-Tiene razón respecto del ocio ruso. Mi trabajo es encontrar material que eche a todo el mundo de mi negocio cuando esté en el aire. ¿Cree que no puede hacerse?-(…)
Se me ocurrieron unos cuantos títulos calculados con más cuidado para hacer que el espectador cambiara de canal antes que el que destelló en la pantalla: ASPECTOS DE LA CULTURA TÁNTRICA DEL SIGLO TRECE (…) El arte de los antiguos escultores y la habilidad del moderno cameraman se habían combinado a través de los siglos para crear un poema de embeleso, un orgasmo sobre celuloide que ningún hombre podría ver sin conmoverse.
-¡Dios mío!- dije cuando recobré parte de mi compostura- . ¿Van a emitir eso?
Hartford se echó a reir
-Créame -respondió- eso no es nada. (…) La variedad es la sal de la vida. Tenemos un montón de programas convencionales y de vez en cuando tendremos programas de información (odio la palabra “propaganda”), para decir al alienado público norteamericano lo que de verdad sucede en el mundo. Nuestros programas especiales serán sólo el cebo (…)
-Le sorprendería saber cuánto material hay. Recuerde, no tenemos ningún tabú. Si se puede filmar, lo podemos emitir.(…) Por favor, no piense que el sexo es nuestra única arma. El sensacionalismo es igual de bueno. ¿Llegó a ver el trabajo que hizo Ed Murrow con el santurrón de Joe McCarthy? Eso no fue nada comparado con las biografías que estamos preparando para Washington Confidential.
Y luego está nuestra serie ¿Puedes Soportarlo?, diseñada para separar a los hombres de las gallinas. Haremos tantas advertencias por adelantado que todos los norteamericanos con sangre en las venas sentirán que tienen que ver el programa. Empezará de manera bastante inocente, con cosas preparadas por Hemingway. Se verán varias secuencias de corridas de toros que levantarán al público de su asiento… o lo enviará corriendo al cuarto de baño, porque mostrará todos los pequeños detalles que nunca se consiguen en esas pulidas películas de Hollywood.
Continuaremos con un material realmente único que no nos ha costado nada en absoluto.¿Recuerda las pruebas fotográficas que aparecieron en el juicio de Nuremberg? Nunca las ha visto, porque no eran publicables. Había varios fotógrafos aficionados en los campos de concentración, que aprovecharon las oportunidades que nunca volverían a tener. Algunos fueron ahorcados ante el testimonios de sus propias cámaras, pero su trabajo no será en vano. Encajará a la perfección en nuestra serie “La Tortura a Través de los Tiempos”,(…)
¿Recuerda Corea y los lavados de cerebro? Hemos aprendido mucho desde entonces. Ya no hay necesidad de violencia; a la gente le gusta que le laven el cerebro. Si lo haces de manera adecuada.
-Ja ¿Y ustedes pretenden así lavarle el cerebro a todo Estados Unidos?.
- Exacto”.
Hace 60 años Clarke postulaba que a través del contenido incluso se podría ganar la guerra fría.
Hoy el contenido sigue siendo poderoso. La diferencia es que ya no hace falta lanzar un satélite sobre el Pacífico para cambiar el mundo. Basta con que tengas un computador, una conexión a internet y un buen relato para iniciar tu camino.